Un partido de trámite, efectuado en el Estadio Metropolitano de la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, en donde se impuso Argentina con la mínima diferencia de un gol por cero sobre Paraguay.

En el minuto 33 Paraguay puso en aprietos a la arquería de Argentina pero la jugada sirvió para que el portero, Roberto Carlos Abbondanzieri, mostrara sus cualidades defensivas y controlara el balón.
El segundo tiempo lo inició Argentina controlando el partido, incluso, cuando apenas comenzaba el complementario, Carlos Tévez recibió un pase desde fuera del área y envió un disparo rastrero que se estrelló sobre el palo derecho de la arquería guaraní y posteriormente salió de la cancha.
El minuto 76 sería de definición para el encuentro, el volante central argentino, Javier Alejandro Mascherano quien mediante un disparo desde fuera, hizo saltar de emoción a la fanaticada presente en el estadio Metropolitano al poner arriba al conjunto albiceleste que definiría así su liderato en el grupo C con 9 puntos, seguidos de Paraguay con 6 y Colombia con modestísimos 3 puntos.
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La inmensa popularidad que demostró el mandatario venezolano en las elecciones de diciembre del año pasado (y que en buena medida mantiene cerca del 60%, según las encuestadoras más importantes de Venezuela) no se refleja en el público que asiste a los partidos de la Copa América, la mayoría profesionales de clase media, el sector que más resistencia ha ofrecido al proyecto político chavista.
Sin embargo, el evento futbolístico es usado por el Gobierno de Chávez como una vitrina internacional y las consignas contra el mandatario socialista se han convertido en un verdadero problema de Estado. En el juego inaugural, en medio de un evento cargado de propaganda política, la situación pudo solventarse, ya que la mayoría de las entradas fueron reservadas por varios organismos oficiales, que llenaron las butacas con empleados y militantes chavistas que parecen saber poco de fútbol. “La gente estaba como dormida en el primer partido contra Bolivia. No se sentía el apoyo. Yo no dije nada, pero ahora sí reconozco que este es nuestro público”, dijo el seleccionador de Venezuela, Richard Páez, después de reconocer que los aficionados “despertaron” en los dos siguientes partidos de la selección local, frente a Perú y Uruguay.
Ante la reacción de la gente y los reportes de la prensa extranjera, algunos funcionarios han querido bajar los decibeles de la protesta política en los estadios. El diario “El Nacional” de Caracas reveló esta semana que el gobernador del estado Monagas, que sirvió como sede del grupo C (con México y Brasil), se gastó $1.3 millones para adquirir 32,000 entradas en condiciones preferenciales a través de una empresa pública. Compras similares se han denunciado en otras ciudades como Barquisimeto (donde se jugará una de las semifinales) y Maracaibo (sede de la final, el próximo domingo).
Mientras tanto, el público protesta a las puertas de casi todos los estadios reclamando el acaparamiento de entradas e irregularidades de la empresa encargada de venderlas, De Lujo Producciones, que ha enviado correos electrónicos a miles de aficionados para notificar la devolución del dinero, después de que las entradas cambiaran extrañamente de mano solo horas antes de los partidos.
Como respuesta a la ola de denuncias, el Gobierno venezolano picó adelante. El comité organizador de la Copa América (encabezado por el vicepresidente de la República, Jorge Rodríguez) encontró un chivo expiatorio y anunció la [MENSAJE TRUNCADO]