El ajonjolí es la diminuta semilla de una planta que mide poco más de un metro de altura. Ya la cual también se le conoce como sésamo. Se le cultiva desde hace varios siglos sobre todo por el aceite que producen sus semillas.
En el Medio Oriente, de donde es originaria, se usa en un mayor número de recetas culinarias, de las cuales la más conocida es el tahini (una mezcla de ajonjolí y garbanzos molidos y sazonados con sal).
Propiedades medicinales
Nutritivo, galactóforo. Para aumentar el flujo de leche materna se debe consumir diariamente media taza de puré de ajonjolí (se machacan las semillas ligeramente tostadas en leche que ha hervido con una pizca de anís de estrella).
Otro uso del puré de ajonjolí es la aplicación directa sobre las hemorroides, para disminuir el dolor y la inflamación. Cuando hay resequedad en el pelo o caspa seca, se debe aplicar diariamente y por las noches un poco de aceite de ajonjolí tibio, directamente en el cuero cabelludo (no en el pelo), dándose un masaje rotatorio.
Ventajas
Lo bueno del ajonjolí es que, pese a su pequeñez, es sumamente alimenticio, pero lo malo es que las semillitas con frecuencia se utilizan como adorno. Lástima, porque su proteína, aunque incompleta, es tan abundante como la de la carne de pollo, aunque sin colesterol. Si se combina en una misma comida con granos y cereales (frijol, germen de trigo, cacahuate o avena), se obtiene una proteína de alta calidad.
Y eso no es todo. Le acompaña una gran cantidad de fibra (el triple que la del melón y seis veces más que la de la lechuga), y es rico en vitaminas B1, B2 y B3. Por increíble que parezca, contiene cuatro veces más calcio que la leche, y apenas 1/3 de taza de ajonjolí provee el 50 por ciento del calcio que necesita diariamente un adulto.
Esa misma cantidad proporciona tan potasio como una naranja, el hierro de un bistec de hígado y el zinc de dos yemas de huevo. En otras palabras, el ajonjolí alimenta más que los platos o panes en los que se sirve de adorno.
Desventajas
Una de las maneras menos recomendables de comer el ajonjolí es a través del gomasio, el condimento tradicional de la cocina macrobiótica. El gomasio se prepara reduciendo a puré semillas tostadas de ajonjolí y mezclándolo a partes iguales con sal de mesa, lo que lo satura de sodio. Pero aún cuando prescindamos del gomasio, las semillas de ajonjolí no resultan recomendables para quienes estén tratando de adelgazar, ya que abundan en grasa (48 por ciento). Claro, si se toman en cuenta las mismas precauciones que se anotan para las nueces, las semillas de girasol y las de calabaza, el ajonjolí es un lujo alimenticio que muy bien podríamos darnos.
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