El Virus de Hepatitis D suele aparecer con mayor frecuencia en personas que ya tienen la Hepatitis B, por lo que se compromete seriamente el hígado. La vacuna contra la Hepatitis B puede aminorar el daño.
El Virus de Hepatitis D (VHD) va asociado con el Virus de Hepatitis B, pues sólo se presenta en personas que en principio hayan desarrollada esta última infección. El VHD afecta actualmente a alrededor de 15 millones de personas en el mundo y de ellas 5% también sufren del VHB. Este virus genera complicaciones mayores e incrementa los síntomas en los infectados por VHB. Dolor abdominal, fatiga, vómitos, orina de color oscuro, dolor en las articulaciones, falta de apetito, son algunos de los signos que indican la presencia de esta enfermedad en el organismo.
Generalmente, se adquiere al igual que el VHB (transmisión íntima, perinatal o a través de inyecciones con agujas contaminadas), y se le agrega el factor de que hay mayor exposición al VHD si la persona ya tiene el VHB, lo que llaman coinfección. Además, las personas que trabajan en centros de salud y los pacientes como hemodiálisis también corren riesgo de contraer el virus.
El tratamiento para contrarrestar esta enfermedad es muy parecido al VHB: la vacuna contra la hepatitis B, medicamentos antivirales o en casos muy graves, un transplante de hígado.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se cree que la evolución a la cirrosis es más común en quienes tienen infecciones crónicas del VHB junto con el VHD. Para prevenir el contagio de este virus es importante estar al día con la vacuna contra la hepatitis B, así como también ingerir el tratamiento completo recetado.
Este artículo es informativo y no debe considerarse como consejo profesional, visite a su médico para obtener diagnóstico y tratamiento.