En los adultos, los síntomas generados de la infección por citomegalovirus pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, los niños pueden sufrir serios problemas de crecimiento y desarrollo.
La mayoría de la población en el mundo considera al Citomegalovirus como una enfermedad común y sin complicaciones, pero resulta que es todo lo contrario. El Citomegalovirus es un tipo del virus del herpes que se transmite a través del contacto de los fluidos corporales como la saliva, la sangre, la orina, el semen, leche materna y el flujo vaginal y se le considera una peligrosa infección durante el embarazo.
Aunque ciertamente es una Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS), éste no es el único medio de contagio del virus. Millones de personas pueden contraerlo sin darse cuenta de que lo tienen en su organismo, pues en muchas ocasiones es completamente asintomático. Sin embargo, una vez que lo haya adquirido, el Citomegalovirus permanecerá de forma latente en su cuerpo por un largo tiempo.

"Hay más niños con discapacidades debidas al citomegalovirus que niños con otras infecciones y síndromes congénitos conocidos, como el síndrome de Down, el síndrome alcohólico fetal, la espina bífida y el VIH/sida pediátrico", aseguran los CDC.
Contagio
El momento cuando la mujer embarazada adquiera el virus es realmente determinante en la transmisión a su bebé. Si contrae la infección durante el embarazo, hay una probabilidad de 1 a 3 veces mayor de transmitirla a su bebé en gestación. Si ya estaba infectada antes de quedar embarazada, el riesgo de transmitir el virus a su bebé se reduce a aproximadamente 1 de cada 100. Por esta razón es realmente importante la detección del virus, para que la mujer se ponga en tratamiento y así evitar el contagio y las posteriores consecuencias, a su hijo.
De acuerdo con datos de los CDC, alrededor del 90% de los niños con infección por Citomegalovirus no presentan síntomas al nacer. En el 10% restante, los síntomas pueden ser: cuerpo muy pequeño, problemas con el hígado, el bazo o los pulmones, ictericia (piel y ojos amarillos), parches color púrpura en la piel y convulsiones.
Pero esto no es todo. El 20% de los niños afectados desarrollan problemas en su infancia como pérdida de audición o de la visión, discapacidad intelectual, falta de coordinación y en algunos casos, la muerte.
En cambio, los adultos no suelen sufrir ningún tipo de síntomas, excepto cuando conjugado con otros virus (por ejemplo, el Epstein Barr) genera enfermedades como la mononucleosis, por lo que siente malestar general muy profundo, fatiga, dolor de cabeza, fiebre y vaso e hígado engrosados.
Prevención
Para evitar el contagio de este virus, se recomienda lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, y en caso de que esté criando a niños, lavarse las manos luego de limpiarlo o cambiarle el pañal. Si está embarazada, evitar el contacto cercano con los niños, sobre todo, el contacto con sus fluidos (salivas, orina, sangre). Al momento de establecer relaciones sexuales, utilizar condones o preservativos de látex.
Este artículo es informativo y de ninguna manera debe considerarse como consejo profesional, visite a su médico para obtener diagnóstico y tratamiento.
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