Las transfusiones de sangre son los principales medios de contagio de este virus potencialmente mortal y que hasta ahora no tiene cura. Descubra cómo evitarlo.
El Virus de la Hepatitis C (VHC) causa la inflamación del hígado, al igual que la Hepatitis A, B y D. Cada una de ellas es un manifestación diferente de la Hepatitis y por lo tanto, se comportan y reciben tratamientos distintos al de la Hepatitis C.

El VHC tiene dos etapas de evolución o empeoramiento de la enfermedad, al igual que la Hepatitis B. Se cree que la mayoría de las personas adquiere instantáneamente la forma crónica de este virus por alguna o varias de las siguientes vías: transfusiones de sangre u órganos, contacto con la sangre de alguna persona infectada, diálisis durante mucho tiempo, relaciones sexuales vaginales, consumo de demasiado alcohol y al momento de nacer.
La diferencia entre la Hepatitis B y la C radica fundamentalmente en el medio transmisor del virus, pues en esta última, el contagio se da con mayor frecuencia a través de transfusiones o el contacto con agujas contaminadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 170 millones de personas están infectadas con Hepatitis C. El 90% de estos casos no manifiestan síntomas de la enfermedad por meses o años, pero si el virus ha permanecido silencioso por muchos tiempo, el hígado puede haber cicatrizado en varias ocasiones, generando una cirrocis hepática.
Síntomas
Los síntomas usuales que pueden presentarse son: color amarillento de los ojos y la piel (ictericia), varices sangrantes del esófago, inflamación del estómago o los tobillos, dolor abdominal, fiebre, pérdida de apetito, heces claras (como arcilla), orina turbia, amarillenta u oscura, vómitos, entre otros.
Tratamiento
De forma similar con la Hepatitis A y la Hepatitis B, el VHC no tiene una cura conocida a la fecha. Sin embargo, los especialistas suelen recetar tratamientos con peginterferón y antivirales para opacar los síntomas y ayudar al cuerpo a deshacerse del virus, pero producen muchos efectos secundarios dada su toxicidad (depresión, fatiga, fiebre, irritabilidad, adelgazamiento del cabello y vómitos). No obstante, estos medicamentos trabajan para que el hígado no sufra tanto daño frente a la infección.
El VHC crónico puede llevar a la persona a desarrollar un cáncer de hígado o cirrocis hepática, y en estos casos, necesitará un transplante de hígado.
Prevención
Se recomienda a las personas a evitar el contacto con la sangre de otros, a no inyectarse drogas y cuidarse de los tatuajes o piercing y a reducir el consumo de alcohol. La hepatitis C no se considera generalmente una ETS, pero de igual forma se recomienda el uso de preservativos de latex para evitar cualquier riesgo de contagio, bien sea de alguna de las variantes de la hepatitis o de cualquier otra infección.
Para aquellos pacientes que padecen este virus, se les invita a no compartir sus objetos íntimos con otros y no tomar alcohol durante el tratamiento, pues éste puede empeorar el estado del hígado.
Este artículo es informativo y de ninguna manera debe considerarse como consejo profesional, visite a su médico para obtener diagnóstico y tratamiento.
Vea además: Enfermedades de Transmisión Sexual.