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Cáscaras de frutas pueden convertirse en biogás

El uso de desechos orgánicos constituye una alternativa para elaborar energía renovable, que adicionalmente brindaría varios beneficios como propiciar un menor efecto de contaminación y generar subproductos aprovechables, en lugar de desechables.

El proyecto contó con la colaboración de investigadores del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), de la Universidad Técnica de Múnich y de Universidad de Ciencias Aplicadas de Stuttgart, ambas de Alemania, así como con el financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

El profesor-investigador Nelson Caballero Arzápalo, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), realizó un estudio para extraer la energía almacenada en desechos orgánicos (cítricos, plátano y papaya, entre otros), además de aquellos que produce la industria avícola, con el objetivo de aprovecharlos en la generación de energía alterna para consumo de la población y reducir la contaminación propiciada por dichos residuos.

Para tal fin, el equipo de investigadores de la UADY se basó en el método de la digestión anaerobia, el cual “consiste en descomponer el material biodegradable en ausencia de oxígeno para generar biogás, cuyo componente energético principal es el metano, conteniendo asimismo dióxido de carbono y otros gases trazas”, según explicó Caballero a Ecoticias.

¿Cómo se logra?

Caballero Arzápalo detalló que los desechos primero pasan por una fase ácida donde todas las partículas grandes originadas por desperdicios son transformados mediante un proceso realizado por enzimas y bacterias, a una especie de moléculas pequeñas a partir de las cuales se desprenden alcoholes, y posteriormente se convierten en ácido acético, hasta llegar a convertirse en gas metano y dióxido de carbono.

¿Para qué serviría este tipo de gas?

Puede ser aprovechado como combustible en vehículos, fábricas o en el hogar a manera de sustituto del gas butano. La cantidad y calidad de esta sustancia energética depende de varios factores, ente ellos el tipo de residuo utilizado, así también de ciertos parámetros de control como la temperatura y pH.

Los resultados obtenidos fueron favorables, pues tan sólo un gramo de papaya genera hasta 340 mililitros de ese gas, por ejemplo. En tanto, con los desechos de plátano se alcanzó 310 mililitros y en el caso de los restos de la producción de cítricos, los resultados fueron superiores, ya que se consiguió hasta 400 mililitros por gramo.

De acuerdo con el titular de la investigación, la energía en forma de biogás que se produjo durante la investigación fue monitoreada en cuanto a su cantidad y calidad con la ayuda de bolsas especiales de almacenamiento y equipos de laboratorio de análisis respectivamente.

"La intención es emplear la energía en los mismos campos agrícolas en donde se generen los desperdicios con el fin de hacer funcionar bombas de irrigación o máquinas de arado, como lo hace cualquier tipo de energía convencional", expuso el investigador de la UADY a ecoticias.

Otra particularidad de esta investigación es que luego de extraer la energía de los desechos, el sólido residual se puede aprovechar como abono de cultivos y jardines, mientras que el agua residual, después de un proceso de tratamiento simple, puede reutilizarse en riego.