Cada día, con los avances tecnológicos, se crean nuevas y mejores maneras de observar la formación de un feto en el vientre de su madre. Surge la duda: será de vital importancia realizar tantos ultrasonidos durante la gestación.

Actualmente, en los consultorios ginecológicos, se observa una mayoritaria presencia de mujeres embarazadas. Cualquiera pensaria que son madres preocupadas por el bienestar y desarrollo de su bebé. Pero qué tanto de esto no es una exageración.
Entre las ansias de saber cómo está y cómo es su futuro hijo, las madres algunas veces abusan en la aplicación mensual de ecogramas para vigilar el estado del feto, sin tomar en cuenta si este procedimiento es del todo sano para él y ella.
Según la página web Reproducción asistida, "la ecografía es una técnica de diagnóstico por imagen basada en la emisión de ultrasonidos por una sonda; los ultrasonidos (ondas sonoras a alta frecuencia) penetran en el órgano a estudiar, en este caso en el feto, y mediante varios fenómenos físicos como la reflexión, una parte de esos ultrasonidos se transforman en señales eléctricas que aparecen en la pantalla del ecógrafo en forma de imágenes".
Esta es la más antigua y mejor manera para diagnosticar hasta el 60% de las malformaciones fetales y el 75% de los casos con Síndrome de Down.
Recientemente, han surgido los ecogramas en 3 dimensiones (3D) y 4 dimensiones (4D, a través de este se puede observar al niño en movimiento) que permiten detectar con mayor precisión malformaciones en el feto como lesiones en la piel, labio leporino, cardiopatías congénitas u otros problemas del sistema nervioso o cardiovascular.

Hasta ahora, no existe registro sobre los posibles efectos que generen los ecogramas en la madre o el feto. No obstante, no puede olvidarse que en la técnica ecográfica, las ondas de ultrasonidos se encuentran a una frecuencia lo suficientemente elevada como para atravesar los tejidos.
Al rebotar en las diferentes estructuras provocan un eco que permite crear una imagen tridimensional del bebé pero también producen vibraciones en el tejido y originan un aumento de la temperatura, que podría causar daños en el feto, de acuerdo con un artículo difundido en el sitio web Consumer.
De acuerdo con un estudio americano publicado en The Guardian en 2006, asegura que los escáneres por ultrasonidos pueden tener un efecto nocivo en el feto. La investigación realizada por el equipo de Pasko Rakic en la Yale Medical School de New Haven (Connecticut) emula los efectos de las ecografías realizadas durante un embarazo humano.
Los resultados muestran que esta técnica daña el cerebro de los embriones de ratones que expuestos a ultrasonidos se desarrollan de forma anómala, aunque se desconoce si los cambios son lo suficientemente importantes como para alterar el comportamiento.
Sin duda, el ecograma debe realizarse durante el embarazo para conocer el estado del bebé, pero no debe caerse en un abuso constante de este examen pues aun no es precisa su incidencia en el desarrollo del niño.
La reflexión apunta a que solo debe praticarse un ecograma previa indicación del ginecólogo u obstetra y/o de forma trimestral. Sin embargo, en embarazos de alto riesgo, sí es necesario evaluar mensualmente el desarrollo del feto.