Tras casi 2 años de expropiada, Agropatria, la compañía clave para la estrategia del Gobierno venezolano para este sector, no pasa por su mejor momento. He aquí algunos elementos para entender su situación.
“Agroisleña está expropiada. Ven a mí que tengo flor. Se acabó el tiempo de la Agroisleña ésta”, aseguró en octubre de 2010 el Presidente Chávez al anunciar la adquisición forzosa de la compañía para convertirse, tiempo más tarde, en Agropatria, un elemento que sería clave para el reimpulso de la agroindustria venezolana.
A casi dos años de ese anuncio, el panorama es otro. Los críticos de la empresa señalan que la falta de control hizo que las ventas de insumos se vendieran con sobreprecio, se propiciara el desabastecimiento y luego el contrabando. Aun cuando se pudiera seguir enumerando cada una de las fallas, una nota de El Mundo Estrategia y Negocios apela por el entendimiento y nos clasifica los elementos que debemos saber sobre productividad y situación de la compañía.
Lo primero que habría que destacar es que Agropatria no es un islote en todo este rollo sino un archipiélago. Su problema actual lo hace un conjunto de empresas filiales que son de insecticidas, agroquímicos, herramientas para la siembra, fertilizantes, red de transportes, productora de semillas, almacenadoras y tiendas comercializadoras.
Subsidiarias de químicos e insecticidas están entre un 10 y 20% de su capacidad total. Una de riego llega a la alarmante cifra de paralización de 95% mientras que las químicas y productores de fertilizantes trabajan a media máquina, específicamente en 50%. Esto se debe, entre otros elementos, por la falta de materia prima para transformar, falla en los repuestos e inconvenientes con algunas líneas de producción.
De los 300 millones de dólares aprobados por el Ejecutivo Nacional, en crédito retornable, 70% fue prometido para la compra de materia prima y el resto para los repuestos. Sin embargo, hasta el momento no ha llegado lo encomendado aunque sí –de acuerdo a la publicación en Internet- producto terminado que es el que se ha estado comercializando en todo el país (posiblemente a precios preferenciales).
La principal preocupación de los empleados de Agropatria es que no se llegue a concretar un acuerdo laboral con mejoras salariales, mucho menos en la situación actual de la empresa. También de que no llegue la materia prima y se termine importando la mayoría de los productos (prescindiendo así de algunas líneas de producción).
“Cuando vamos a comprar abono nos dicen que llegará en un mes porque no les han despachado, pero ni las matas ni el cultivo entienden eso de esperar 15 días a 1 mes, siguen creciendo y requieren de abono en el tiempo que establece la cosecha”
No hay nuevos anuncios sobre Agropatria, al menos para este año. No ayuda mucho tampoco la salida de su cargo del Ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo. Habrá que esperar la llegada del propio Presidente de la República al país a ver si se generan comentarios al respecto.