El sol emite un conjunto de radiaciones luminosas compuesto por diferentes elementos: los rayos cósmicos, los rayos gamma, los rayos X, los ultravioleta (UV) (constituidos por los UVA, UVB y UVC), la radiación visible, los infrarrojos (IR) y las ondas radio.

Aunque muchas personas conocen la importancia de protegerse del sol, otros solo utilizan un protector solar cuando van a la playa o piscina.
Dos terceras partes de las radiaciones llegan hasta la Tierra. Las radiaciones cósmicas, los rayos gamma, los X y los UVC incompatibles con la vida no llegan a su superficie. Entre las radiaciones que llegan hasta nosotros, sólo los UVA, los UVB, la radiación visible y los rayos infrarrojos influyen en el organismo.
Al sobreexponernos al sol, los UVA y los UVB pueden ser especialmente nocivos. A corto plazo, pueden provocar quemaduras solares y desencadenar reacciones de foto sensibilización piel sin brillo y engrosada, envejecimiento prematuro perdida de elasticidad y firmeza en la piel. A largo plazo, los UVA y UVB son responsables del envejecimiento cutáneo y, sobre todo, de la aparición de cáncer de piel.
Es sumamente importante elegir correctamente su protector solar con el fin de evitar la aparición del cáncer de piel. La elección de la protección solar varía en función del fototipo de piel de la persona, Si tu piel es muy clara y tienes tendencia a sufrir quemaduras solares debes optar por una protección muy alta con factor solar 50+, en caso de tener una piel intermedia, es decir con buena pigmentación y sin sufrir muchas quemaduras, hay que elegir una protección con factor entre 15 y 30, según tus necesidades.
En cuanto a texturas, depende de los gustos. Se pueden utilizar en forma gel o spray, que suelen tener unas texturas más ligeras, o cremas solares de toda la vida. También es muy importante mantenerse hidratado.
Información: Serpadrees