A finales del siglo XIX surgió en Francia una corriente artìstica que surge como una protesta al arte académico, aparte, es considerado como el movimiento que marcó la transición entre el arte moderno y el contemporáneo.

Su nombre se debe gracias a que los seguidores de este este movimiento tenían el constante deseo de captar las "impresiones" que reflejaba la luz y los colores, esta tendencia aparte de captar lo cotidiano de la vida, intentó fijar los aspectos transitorios de una realidad en constante transformación.
Tiene sus inicios entre los años 1860 y 1870. Entre los artistas más destacados se encuentran: Edouard Manet, Claude Monet, Edgar Degas, Pierre Renoir y Camille Pisarro.
Lo que más caracteriza a este movimiento artístico es que no surgió de teorías o programas, sino que fue la unión de inquietudes artísticas heterogéneas, en el momento y en el lugar indicado.
Como ya se dijo el impresionismo buscaba capturar la incidencia de luz en una superficie, la visión bidimensional del cuadro se transformó en un continuo juego de vibraciones, luz y colores, así el concepto de perspectiva tradicional quedó obsoleto.
