El detectar el cáncer en su etapa temprana puede afectar el resultado de la enfermedad de ciertos cánceres.
Cuando el cáncer se detecta, un médico determinará qué clase es y qué tan rápido está creciendo. Él o ella también determinará si las células cancerosas han invadido los tejidos saludables cercanos o si se han diseminado (metastatizado) a otras partes del cuerpo. En algunos casos, la detección temprana del cáncer puede reducir el riesgo de que una persona muera por causa del cáncer. Por esta razón, la mayor prioridad de los investigadores de cáncer actualmente es mejorar los métodos para la detección temprana.
El diagnóstico del cáncer se basa indispensablemente en la toma de biopsia del tumor para un estudio histológico con su grado de diferenciación y de invasión y para un estudio molecular para determinar sus marcadores biológicos y genéticos. Ningún diagnóstico de cáncer es válido si no está basado en el estudio de una biopsia, y por lo tanto el personal médico hará todo los esfuerzos por conseguir una muestra de tejido válida para confirmar el diagnóstico de cáncer ante la persistencia de la sospecha clínica.
También, la estadificación del cáncer determina la extensión de la enfermedad cancerosa basada en el concepto de que el cáncer se extiende espacialmente en el cuerpo en tres niveles que son el local, regional y a distancia. Existen dos tipos de estadificación que son:
- La estadificación clínica basada en la exploración física, las radiografías, el TAC, la RMN, la gammagrafía y otras técnicas de imagen.
- La estadificación anatomopatológica o quirúrgica que consiste en el análisis histológico de todos los tejidos extirpados durante la cirugía, que puede tener lugar durante la extirpación definitiva del tumor primitivo o como un procedimiento aparte de estadiaje.
Actualmente existen algunos estudios que prometen una nueva técnica para el análisis de sangre que permitiría diagnosticar un cáncer en la primera fase de la enfermedad. Esto supondría un gran avance en el tratamiento del cáncer, ya que en la mayoría de casos esta enfermedad resulta mortal porque durante la primera fase el paciente no tiene síntomas y, en muchos casos, cuando estas empiezan a aparecer es debido a que el tumor se ha extendido tanto que resulta demasiado tarde para realizar con éxito un tratamiento.
Un ejemplo importante es el cáncer del pulmón, donde los pacientes tienen pocas oportunidades de supervivencia después de los cinco años de haber sido diagnosticados.
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