Cuando prevenir los factores de riesgo no es suficiente para evitar el cáncer de piel, entran en escena los tratamientos clinicos.
Afortunadamente, la mayoría de los carcinomas de células basales y de células escamosas pueden con frecuencia curarse por completo mediante una cirugía relativamente menor, y algunas veces mediante medicamentos administrados a la superficie de la piel. Existen muchos tipos diferentes de cirugía para estos cánceres.
El tipo de tratamiento elegido depende del tamaño del cáncer, de la localización del mismo en el cuerpo y del tipo específico de cáncer de la piel no melanoma. En el caso de ciertos cánceres de células escamosas con un alto riesgo de propagación, a veces puede administrarse radiación o quimioterapia después de la cirugía
Métodos quirúrgicos para el cáncer de piel
- Escisión simple: El tumor, junto con una porción de la piel normal circundante, es extirpado con la ayuda de un bisturí y la piel restante se sutura cuidadosamente.
- Electrodesecación y curetaje: Este tratamiento extirpa el cáncer raspándolo con una cureta (un instrumento largo y delgado con un borde raspante, de aspecto similar a un pelador de vegetales), y luego se trata el área donde estaba localizado el tumor con una aguja eléctrica (electrodos) para destruir el resto de las células cancerosas. Este proceso se repite de una a tres veces.
- Criocirugía: Este tratamiento utiliza nitrógeno líquido para congelar y destruir las células anormales. Una vez que el tejido muerto se descongela, pueden producirse ampollas y costras. La herida podrá tardar varias semanas para sanar y dejará cicatriz. El área tratada podrá ser de un color más pálido después del tratamiento.
- Cirugía de Mohs (cirugía controlada mediante microscopio): Mediante la técnica de Mohs el cirujano elimina la capa de piel que el tumor puede haber invadido y luego traza cuidadosamente su localización. El cirujano examina de inmediato la muestra bajo el microscopio. Si ésta es maligna, se extirpan y se examinan más fragmentos del tumor hasta que no haya indicios de células cancerosas en las muestras de piel.
- Cirugía por láser: Este enfoque relativamente reciente utiliza rayos láser para vaporizar las células cancerosas.
- Cirugía de ganglios linfáticos: Si los ganglios linfáticos cercanos a un cáncer de la piel no melanoma (especialmente a un carcinoma de células escamosas o de células de Merkel) están aumentando de tamaño, los médicos deberán preocuparse porque el cáncer pueda haberse extendido a dichos ganglios. Estos ganglios deberán extirparse mediante una operación llamada disección de ganglios linfáticos, y examinarse bajo un microscopio para determinar la presencia de células cancerosas.
- Injertos de piel y cirugía reconstructiva: Una vez extirpado un cáncer de la piel no melanoma de gran tamaño, quizás no sea posible estirar la piel contigua lo suficiente como para poder suturar los bordes de la herida. En estos casos, los injertos de piel u otros procedimientos quirúrgicos reconstructivos pueden ayudar a sanar la herida y reemplazar el tejido para restaurar la estética del área afectada.
En la quimioterapia, el medicamento que más frecuentemente se utiliza es el fluoracilo, que usado deforma tópica llega a las células más cercanas de la superficie de la piel por lo que se utilizará sólo para las condiciones premalignas. Este medicamento enrojece la zona donde se aplica, y la hace más sensible al sol, por lo que habrá que protegerla durante unas semanas del sol.
La radioterapia consiste en el empleo de rayos X, para destruir las células cancerosas. El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso (algo parecido a tomarse una radiografía) sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada. Se utiliza en aquellos pacientes que no pueden someterse a cirugía, como personas de edad muy avanzada pueden tener problemas para ser intervenidos quirúrgicamente. Este tratamiento puede curar aquellos tipos de cáncer que se encuentre en estadios bajos. También puede utilizarse como complemento a la cirugía.