Es poco probable que exista una madre que en algún momento no se haya preocupado por la cantidad de alimentos que ingiere su niño y este es el motivo más frecuente por el que se consulta a los pediatras.

Se tener en mente que los niños acostumbran a comer de forma natural lo que su cuerpo requiere en función de sus necesidades energéticas y de crecimiento.
¿Qué hacer ante esta situación?
Aunque su actitud de rechazo puede perturbar el almuerzo familiar y resultar verdaderamente molesto, sin contar con la impresión de tener que ceder ante el poder del niño, no vale la pena montar en cólera ante un hijo inapetente. Un niño no se muere de hambre si no está muy deteriorado físicamente y si tiene alimento a su alcance. Su salud no debe ser en este caso nuestra preocupación, sino las causas de esa actitud frente a la comida.
En la mayoría de estos casos, se debe a un proceso normal de desarrollo del niño o a veces a malos hábitos alimenticios y preocupaciones excesivas por parte de la madre.
“Lo primero que hay que hacer es diferenciar si la causa es un problema de salud o un mal hábito alimenticio. En el primer caso, los niños que no comen, tampoco juegan y lucen decaídos, a ellos hay que llevarlos a consulta, pero si no es así, lo más probable es que se deba a un mal inicio de alimentación a partir de los seis meses”, sostuvo el médico pediatra Jorge Abel Salinas en el programa Rotativa del Campo de RPP.
Causas de inapetencia
- Es frecuente también que durante la enfermedad, el apetito descienda a un bajo nivel.
- Otra de las causas de inapetencia puede ser debida a que el niño esté atravesando un mal momento familiar
- Por el contrario hay niños que toman la postura contraria y devoran sin degustar la comida. Esta voracidad ante el alimento nos está hablando de un problema sin resolver.
- Puede convertirse también en inapetente el niño manejado por una madre autoritaria y nerviosa que crea un ambiente tenso de disgusto, con prisas y amenazas en vez de hacer de la hora de la comida un momento de encuentro y diálogo, de tranquilidad y afectividad.
- Otro tipo de niño es el que come a cualquier hora menos a las horas de las comidas.
- Es frecuente también que durante la enfermedad, el apetito descienda a un bajo nivel.
¿Qué se debe hacer?

No llenar el plato hasta arriba. Poco y variado es mejor .
- Aceptar su ritmo y no forzar.
- Tener paciencia y no desesperarse.
- Dejar al niño que decida cuánto quiere comer, si no quiere más no insistir.
- Evitar que pique entre horas: darle un trocito de pan ahora, luego un poco de fruta o unas patatas fritas ... interfieren en su apetito cuando llega el momento de sentarse a la mesa y comer.
- Dejar que coma solo si ya es capaz. Ésta ha sido la clave en mi caso. Desde que le ofrecí una cuchara y un tenedor para que comiera él solo empezó a comer mejor.
- No llenar el plato hasta arriba. Poco y variado es mejor .
- Dejar que coma trocitos si ya es capaz.
Por otro lado en las consultas con el pediatra, quien lo pesará y mediará con regularidad, veremos si nuestro hijo está evolucionando correctamente. El mejor indicador de si nuestro niño está o no comiendo lo suficiente es su estado de salud.