El bostezo se define como "la acción incontrolada de abrir la boca, con separación muy amplia de las mandíbulas, para realizar una inspiración profunda a la que sigue una espiración". Cada vez que bostezamos hay una serie de gestos que se producen, inconscientemente: los músculos faciales se estiran, se inclina la cabeza hacia atrás, se cierran o entornan los ojos, se lagrimea, se saliva... Incluso, se suele emitir sonido.

El acto de bostezar siempre se ha considerado "contagioso".
El acto de bostezar siempre se ha considerado "contagioso", ya que cuando en un grupo alguien bosteza asu alrededor otras personas hacen lo mismo de forma involuntaria. Además, esta reacción frecuente en cerca de la mitad de población, no es exclusiva de los humanos, sino que también existe en animales como los chimpacés. Para el nuevo esudio, los investigadores italianos observaron a 109 hombres y mujeres de una variedad de nacionalidades en sus actividades diarias y registraron las veces en que produjeron bostezos contagiosos reseño el diario argentino El Clarin.
El estudio detectó que era más probable que ocurrieran entre miembros de la misma familia, un poco menos entre amigos, y todavía menos entre simples "conocidos" y extraños.
Además, el tiempo transcurrido entre el bostezo y la respuesta de imitación fue mayor entre conocidos y extraños que entre familiares, lo que "demuestra que el contagio de bostezos es, ante todo, generado por la cercanía emocional entre individuos y no por otras variables, tales como género y nacionalidad", concluyen los investigadores.
Almorzar temprano. Según un estudio realizado por investigadores españoles y estadounidenses que publica la última edición de International Journal of Obesity, las personas que almuerzan temprano tienen más posibilidades de adelgazar que quienes optan por hacerlo tarde. Las horas del desayuno y de la cena, menos abundantes y menos energéticas, apenas influyen en la pérdida de peso. Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron un grupo formado por 420 participantes con sobrepeso que siguieron durante veinte semanas unas pautas alimentarias destinadas a perder de kilos y basadas en la dieta mediterránea.
Los resultados del estudio muestran claramente que "los individuos que retrasan la comida principal del medio día (hasta después de las 15) experimentan una pérdida de peso significativamente menor que los que comen antes de las 15", tal y como explica Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y autora principal del trabajo.