En el pueblo costero de Choroní, estado Aragua, se encuentra una casa colonial que guarda todas las reliquias y pertenencia de Laura Evangelista Alvarado Cardozo, mejor conocida como Madre María de San José, la primera beata venezolana.

La casa que queda al frente de la plaza Bolívar del pueblo y al lado de la prefectura, perteneció a la familia de los García Bravo en aquél entonces, al mudarse, le entregaron la casa a Laura Evangelista para que levantara una escuela de niñas en Choroní, al pasar del tiempo, tanto la casa como la escuela sucumbieron en el abandono, no fue sino hasta 1995, con la beatificación de la Madre María, que el gobierno regional restituyó la casa y la convirtió en un mini museo con capilla y un espacio para dar clases de catecismo.
La fachada de la casa aún mantiene su aspecto colonial, es plana, el frente está adornado por seis ventanas altas y que abren a dos palmos, hay tres a cada lado de la gran puerta de madera oscura que se levanta sobre la pared de barro frisado; el techo también es original, está confeccionado con caña y demuestran claramente la importancia que tuvo la casa en aquella época. Al pasar las dos entradas que conectan con la casa, se llega al patio central del hogar, a la izquierda se puede observar la capilla y a la derecha el pequeño museo con imágenes religiosas, candelabros, un reclinador, vinajeros y cortador con el cual la beata cortaba las hostias que eran repartidas por toda la región.

La Madre María de San José
Nació el 25 de abril de 1875 en Choroní. Formó parte de la Sociedad de María, fundada por el sacerdote Justo Vicente López Aveledo, se desempeñó como hermana hospitalaria en el Hospital San José de Maracay y tiempo después asumió la dirección y administración de dicho hospital. Años más tarde se consagra como hermana agustina y adoptando el nombre de Sor María de San José, encabezó la congregación de Agustinas Recoletas.
La Madre María muere en 1967 en la capital aragüeña. Tras un milagro experimentado por la hermana Teresa Silva, en 1993, el Papa Juan Pablo II aprobó la beatificación de la Madre y la ceremonia se realizó dos años más tarde en la plaza San Pedro de El Vaticano.

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