Científicos han desarrollado un chip o sensor que se instala en los dientes, con el fin de almacenar información acerca de los hábitos e higiene de la persona.

El chip funciona con una exactitud de 94% y los mismos se pueden instalar directamente en el diente o prótesis dental, recopilando información cotidiana.
La información recopilada se puede enviar por wi-fi al médico tratante para que éste identifique los primeros signos de una enfermedad.
El sensor que está en fase de desarrollo se alimenta por una sola fuente externa, pero ya están trabajando en la creación de una fuente de alimentación interna. Asimismo, sus creadores, afinan detalles de su resistencia al agua e impactos, y la pérdida accidental, como por ejemplo la ingesta.
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