Original de los Estados Unidos, este movimiento refleja nuevamente la libre composición y el carácter expresivo del autor. Prácticamente se crea un nuevo lenguaje figurativo donde el surrealismo y la abstracción se unen en una misma vanguardia.

Sucede algo muy curioso con este movimiento, ya que al igual que sus seguidores, se desvinculó totalmente de lo que solía ser antes la práctica artística, es decir, para finales de la II Guerra Mundial, el arte estadounidense se desligó del arte europeo, al igual que los artistas se desligaron de la pintura convencional. En general, el movimiento se distinguió por hacer que la pintura en sí, fuera la protagonista y no el mensaje, usualmente realizaban sus trabajos en grandes formatos, ausencia de figuración y presencia del cromatismo (colores básicos), era común que utilizaran un solo color en todo el lienzo.

El movimiento se dividió en dos vertientes, la primera, el Action Paint, los artistas hacen de la pintura el medio perfecto para expresar sus estados de ánimo, tanto así que integran nuevos objetos (hasta el mismo cuerpo) para crear los trazos, en especial cuando querían expresar rabia o impotencia. La segunda, la llamaron pintura de Superficie-Color, esta centraba su interés en las yuxtaposiciones cromáticas y en la combinación de colores.
El Expresionismo Abstracto, toma como punto de partida los procedimientos del psicoanálisis, tal como lo hacían los surrealistas, pero esta vez explotaban al máximo las posibilidades del azar y lo “accidental”. Ya no habían temas en específico, sino sentimientos y emociones reflejadas por medio de los trazos, sus temas eran sus mismas técnicas, como la asimetría, indeterminación, simplicidad o la misma velocidad en la que te expresabas.
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