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Dormir ayuda a conciliar el aprendizaje

El sueño es un estado de reposo uniforme, el sueño representa una función vital por ser imprescindible.

Dormir ayuda a conciliar el sueño.
Dormir ayuda a conciliar el sueño.
Durante un sueño profundo se produce restauración física y durante el sueño REM se realiza la restauración de la función cognitiva (procesos de aprendizaje, memoria y concentración), es por ello que seguramente a más de uno le ha pasado que antes de acostarse a dormir si se está estudiando un examen cuesta aprendérselo, y al despertar como por arte de magia parece haberse grabado en su cabeza.

Investigadores de la Universidad de Brown EEUU ha tratado de abrir una pequeña vereda en la complicada maraña de la actividad cerebral nocturna y ha conseguido identificar, con datos palpables, algunas claves del proceso.

Las mejoras en el aprendizaje de una habilidad motora se asocian de forma muy significativa con cambios particulares en las ondas cerebrales (la información viaja entre las neuronas mediantes impulsos eléctricos que producen ritmos). Estos cambios son conocidos como “sueño de ondas lentas”, una etapa en la que el sueño ya es bastante profundo y generaba una actividad particular en un área del cerebro que ya se había asociado anteriormente con las habilidades motoras.
Los investigadores no han podido averiguar por qué el cerebo 'elige' la noche para aprender estas tareas, aunque sugieren que el órgano gris podría beneficiarse especialmente de esta etapa de descanso ya que permite una mayor disponibilidad de energía y no hay tantos estímulos que puedan 'distraerle' de su cometido.

Para llevar a cabo su investigación, los investigadores realizaron un seguimiento durante cinco días a 15 individuos que debían aprender una determinada secuencia con sus dedos (como si tocasen el piano o escribiesen a máquina) con su mano no dominante.

Durante el tiempo que duró la investigación, se monitorizó el sueño de los participantes a través de tres técnicas distintas de análisis cerebral -magnetoencefalograía, polisomnografía y resonancia magnética-, lo que permitió obtener datos claros del proceso.

Tras unas horas de sueño, los participantes mejoraron en velocidad y precisión a la hora de realizar una tarea motora y, según las pruebas de imagen, eso se relacionó con cambios en el área motora cerebral, una zona situada en la mitad superior del cerebro.

Según explican en las páginas de la revista 'Journal of Neuroscience', además de profundizar en esta investigación, el siguiente paso de su análisis será comprobar qué mecanismos cerebrales están implicados en el aprendizaje relacionado con el sentido de la vista.