El pasado lunes 19 se registró en Washington D.C. (EE.UU.) una balacera propiciada por un ex reservista armado con un fusil donde al menos personas 13 recibieron impactos de bala.

Alexis había servido durante tres años y medio como electricista de aviación en una base de Fort Worth y sus superiores le despidieron después de varios arrestos. El fusil AR-15 con el que cometió la masacre de Washington lo compró la semana pasada en una armería de Lorton (Virginia).
La licencia de armas de Alexis estaba en regla. Un detalle llamativo si tenemos en cuenta que fue detenido al menos en dos ocasiones. La primera en Seattle en 2004 por disparar contra las ruedas del coche de unos albañiles y la segunda en Fort Worth por intimidar con un balazo a la vecina del piso de arriba. Entonces Alexis dijo que se le había disparado sin querer la pistola mientras la limpiaba.
La sede de la Armada donde se presento el hecho es el complejo militar más antiguo de EEUU y se encuentra a orillas del río Anacostia. A unos dos kilómetros del Capitolio y a cuatro de la verja de la Casa Blanca, donde un hombre fue detenido por los miembros del servicio secreto al hacer estallar un petardo por la tarde unos minutos antes de las seis.
A Barack Obama la masacre le sorprendió preparando su discurso económico sobre el quinto aniversario de la quiebra de Lehman Brothers. El presidente definió lo ocurrido como "un acto cobarde" y expresó su pésame a las familias de las víctimas.
"Lo que ha ocurrido es otro tiroteo, esta vez perpetrado en una base militar", dijo Obama. "Las víctimas son patriotas que hacen su trabajo y que hoy han afrontado una violencia inimaginable que no esperaban sufrir aquí en casa. He dejado claro a mi equipo que quiero una investigación exhaustiva sobre lo que ha ocurrido como lo hemos hecho con tantos otros tiroteos que han ocurrido". [4]
Control de armas
El presidente de EE.UU., Barack Obama, no ha tardado en vincular ese hecho con su campaña para reforzar el control de armas, y este martes ha subrayado su preocupación por la reticencia del Congreso a aprobar esa legislación cuando "cada tres o cuatro meses" hay un tiroteo masivo.