La prosopopeya consiste en atribuir a las cosas inanimadas acciones y cualidades propias de un ser animado.

También llamada figura de ficción da vida propia a algo que de otra forma es imposible. Se usa mucho en la narración de cuentos infantiles.
- Nos besamos bajo los ojos de la luna mientras ella moría de celos.
- Las aves sonreían mientras veían a los niños jugar.
- El auto ruge corriendo veloz por la carretera.
- El bosque feliz festejaba la llegada de la primavera.
- El árbol se quejaba tristemente mientras el viento lo azotaba.
- Las aves cantaban para alegrar la mañana de los ancianos en el jardín.
- El viento gime en la montaña al caer la tarde.
- La muerte llegó vestida con su manto de luto.
- La araña teje su telaraña con gran maestría.
- Las olas bailaban el vals de la mañana.
Prosopopeya es conocida por ser un recurso retórico muy frecuente en la creación literaria de todos los tiempos. Su expresión puede ser explícita, en el sentido de un diálogo con un ser inanimado como en el siguiente ejemplo del romance “Abenámar, Abenámar” en el cual el rey don Juan habla a la ciudad de Granada y la ciudad le responde:
—Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.
—Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene,
muy grande bien me quería.
"empieza ya a sonar el llanto desgarrado de la guitarra vieja". - "El tren ruge cual león por la ladera". - "Las estrellas más brillantes nos miran secretamente desde arriba". - "El sol nos sonreía dulcemente mientras lentamente nos decía adiós". - "El furioso trueno nos asusta con sus gritos". - "Llora la muerte desconsolada cuando no haya compañía"