Síguenos

FacebookTwitter

Epitalamio (géneros literarios)

El epitalamio es una composición poética del género lírico, en celebración de una boda.

Epitalamio.
Epitalamio.
Según Herlinda del Socorro Ramos el epitalamio es un canto nupcial que en la antigüedad clásica se interpretaba ante la cámara de los recién desposados.

El nombre epitalamio es de origen griego, que significa sobre y lecho nupcial; consiste en un canto que se realizaba a las puertas de la habitación de los recién casados, entonados por un coro de jóvenes y doncellas acompañados de flautas u otros instrumentos.

Entre los géneros literarios el epitalamio es un subgénero lírico.

En la antigua Grecia era una tradición entonar estos cantos para invocar la buena suerte en una boda. Safo, es considerada como una de las pioneras del epitalamio.

El autor V. Joaquín Bastús señala que entre los griegos el epitalamio no fue mas en un principio ó en tiempos heroicos, que una sencillas aclamación de Hymen ó Hymenée, esta palabra pasó a ser después no más que un accesorio del epitalamio; la cual se intercalaba en el poema, con ella expresaban los coros en ciertos períodos o pasajes, los aplausos y votos que hacían a favor de los desposados.

El epitalamio latino tuvo un origen muy diferente del griego. Consistía primero entre romanos en la aclamación de las palabra Thalassius ó Thalassus, que era el Dios de las bodas, una expresión de alegría consagrada a la solemnidad de esta clases de fiestas, y que significaba los mismo que Hymen entre los griegos.

Los epitalamios suelen ser usados por los pueblos occidentales.

Canto nupcial de Manuel José Othón

Un nuevo hogar es huerto florecido
de jazmines, y lirios, y azahares,
entre cuyas alburas estelares
se estremece el amor, como un latido.

Surge de cada flor, de cada nido
un verso del Cantar de los Cantares
y pasan, del Hermón por los pinares,
suspirando los vientos un gemido.

De Galaad por los collados bajan
triscando las ovejas. En las viñas
de Engaddi el zumo los racimos cuajan;

mientras la esposa ve, desde el umbroso
retiro, que atraviesa las campiñas
y se acerca a sus puertas, el esposo.


¡Oh, esposa! virgen y radiante, mira:
el amor en sus ojos centellea
y el coro de los sueños le rodea
y a su oído solícito suspira.

A infundirte su alma sólo aspira.
Su cerebro, que es urna de la idea,
cual una forja ignífera chispea.
Canta su corazón, como una lira.

¡El coro de los sueños! Los amigos
del esposo, que en júbilo inundados,
de su dicha inmortal serán testigos...

Los recuerdos del niño, los anhelos
viriles que le ascienden, ya encarnados,
en un viaje contigo, hasta los cielos.


Y a ti, joven y fuerte, en los umbrales
del sagrado refugio, jubilosa
te espera amante la rendida esposa
bajo los resplandores otoñales.

Tampoco sola está: las virginales
compañeras, de frente ruborosa,
tienden sobre ella su dosel de rosa,
al compás de los cánticos nupciales.

Son las ansias sin fin, las esperanzas,
las ilusiones del amor venidas
de azules y profundas lontananzas.

Todas alzan un himno al varón fuerte
que ha de llevar dos almas y dos vidas,
a través de la vida y de la muerte.

  • Categoría: Educación
  • Publicación: 29-sep-2013 16:40
  • Última edición: 02-oct-2013 23:36