México ofreció a su guardameta Oswaldo Sánchez, todavía conmovido por la muerte de su padre, una victoria por 3-1 sobre Irán fraguada en Nuremberg.

Con un tiro libre de Pardo, un cabezazo de Franco y un toque oportuno de Bravo a los 28 minutos, México encontró la fórmula para romper el cerco iraní, abrir el marcador y resolver algunas carencias propias, surgidas de imprecisiones en el centro del campo que le impedían retener el balón y crear juego.
Los iraníes, sin tantos conceptos tácticos ni virtudes técnicas como las que tiene en equipo norteamericano, se las habían arreglado para mantener el balón lejos de su portería, para conseguirlo en la zona central del campo en base a presión y para progresar ofensivamente con la proyección de Mahdavikia en el papel de extremo por derecha y de Hashemian como delantero de área. El equipo que dirige el croata Branko Ivankovic comenzó a jugar con cinco zagueros, tres todoterreno y un punta, además del capitán Ali Daei, un jugador extrañísimo, al que nadie cede el balón, que no defiende, tampoco ataca, no salta y le cuesta correr.
Con eso quisieron los iraníes el empate, y les costó caro porque tras un par de fallos defensivos consecutivos a los 76 minutos, Zinha asistió de manera impecable a Bravo y éste marcó el segundo tanto mexicano bajo los palos.
Datos del Partido
Estadio: Frankenstadion[ir], Nuremberg, AlemaniaAsistencia: 41.000Hora de inicio: 12:00 ETArbitro: Roberto Rosetti (Italia)Fuente: ESPN