El aceite de coco ha surgido como el biocombustible más usado en una isla de Papúa Nueva Guinea como fuente alternativa ante los altos precios del petróleo.

El coco es transformado en mini-refinerías, en la propia isla, y a partir del fruto se elaboran aceites para cocinar, jabones, artículos cosméticos y por supuesto, el aceite de coco que utilizan de combustible para llenar los tanques de sus vehículos y que según uno de sus habitantes “huele bien y no contamina el medio ambiente”.
Magnifica forma de idear una alternativa ante un producto como el petróleo del cual se sabe que no durará otro siglo. Varios países del mundo ya aplican alternativas ecológicas y renovables ¿Por qué en Venezuela no se buscan alternativas adicionales a la explotación del petróleo, gas y derivados?
En partes áridas de Falcón se produce la patilla y el melón; en el Zulia, el plátano tiene un alto consumo y alta producción, y en todas las regiones, el maíz ha tenido una relevancia significativa en los últimos años. ¿No podemos nosotros, un país que vive de la renta petrolera, desarrollar una alternativa ecológica a un producto no renovable como el petróleo, a partir de estos rubros? Por talento no será porque eso sobra en la gente en Venezuela. Parece que sólo falta la intención.
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