“A las doce del día nos hicimos a la vela” así inicia el Diario personal de Miranda, la frase hace referencia a su embarque desde el Puerto de La Guaira rumbo España, donde daría sus primeros pasos en la carrera militar.

El viaje de treinta y siete días de duración culminó en Cádiz. A su llegada Miranda se aloja en la casa de José de Aniño, para luego trasladase hasta Madrid donde empieza a vivir solo.
Juan Gaspar Terriegel había recibido por parte del Rey cuatro Patentes de Capitán, una de ellas es vendida por la suma de ochenta y cinco mil reales a Miranda. El naciente Capitán de Infantería es incorporado al Regimiento de Infantería de la Princesa donde permaneció hasta diciembre de 1774.
Miranda quién aparenta tener mayor edad, cuida mucho su aspecto, viste lujosamente, con una estatura de un metro ochenta centímetros se le ve fuerte y bien proporcionado, serio pero no rígido, se muestra elegante con un lenguaje inteligente, rico y una simpatía que atrae. Siendo conocedor de sus dones, tiene en claro lo que desea y va en su búsqueda.

En diciembre de 1774, Miranda desea ascender por méritos de guerra y demostrar que poseía suficientes conocimientos en el arte militar y se une como voluntario pare defender a España en una pequeña guerra que se desata en Marruecos a causa del deseo del sultán Sidi Mohamed quién desea apropiarse de la Ciudad de Melilla, con el objetivo de rescatar de restituir el islamismo.Sin embargo el ascenso le es negado.
Nuevamente es enviado a Cádiz donde es destinado a una guarnición en la Carraca, lugar donde más adelante cesarían sus días.
"Una asociación admiradora de la armonía de la naturaleza, obra del Gran Arquitecto del Universo, y propagadora de la amistad universal entre los hombres. Ideal vago y atrayente que llenaba a los espíritus pre-románticos, y que permitía a cada uno encontrar en las logias su bienestar, gracias a la tolerancia de los demás".
Estando en Madrid, Miranda es puesto a cargo de la tesorería del Regimiento de la Princesa, con la intención de tener una "excusa" para apresarlo. El Capitán es acusado por unos minimalezas y es apresado durante seis meses, los cuales aprovecho para ampliar su nivel cultural, con una biblioteca de más de 543 textos en su haber, en idiomas como el español, francés e inglés. Mirada ya era todo un poliglota.
Pasando los seis meses de condena, Miranda se une a la expedición militar rumbo a la Habana conformada por: una escuadra de cuarenta navíos, con diez mil hombres, al mando del general Victorio de Navia Osorio. Arriban al puerto cubano donde aguarda el resto de la flota, y cambia en seguida la situación de Miranda. Cagigal, nombrado Gobernador y Capitán General de la isla, llámale al Capitán venezolano para su Ayudante, situándole en relieve y en preferencia.
El ir de Miranda está próximo al gran salto. Una vida grande jamás se detiene. Ni nadie es capaz de atajarla.