La batalla de Santa Inés fue liberada el 10 de diciembre de 1859, done el General Ezequiel Zamora derroto al ejército del gobierno conservador, en una de las brillantes operaciones en la historia militar venezolana.

Zamora organizó un ingenioso sistema de trincheras que ofrecerían fiera, pero pasajera resistencia a los soldados conservadores, a fin de hacerles creer en una fácil victoria y conducirlos a una trampa mortal en Santa Inés.
El 8 de diciembre el ejército centralista pernoctó en el pueblo de San Lorenzo, en la margen izquierda del río Santo Domingo. A la mañana siguiente, el nivel del río bajó y las fuerzas centralistas avanzaron hacia La Palma, por lo que las fuerzas federalistas tuvieron que abandonar su posición y dirigirse al trapiche. Por su parte, los atacantes armaron campamento en La Palma, en el asalto habían perdido unos 1.800 hombres.
Las primeras posiciones fueron tomadas de acuerdo a lo previsto, y las fuerzas se fueron replegando hacia las posiciones anteriores, hasta que llegaron a integrarse en la tercera línea. La toma de ésta no fue tan fácil como las anteriores, pues las fuerzas federales se habían robustecido con las precedentes. A pesar del apoyo de la artillería, las tropas oficiales resultaron con grandes pérdidas. Esto sucedió el 10 de diciembre de 1859, y el ejército oficial, viendo lo inútil de la campaña decidió retirarse a la medianoche, no sin antes recuperar un cañón que había quedado en poder de los federales, recurriendo a una hábil estrategia de enviar a un grupo de sus hombres más morenos, que confundidos en la oscuridad de la noche, lograron cumplir el objetivo.
Los conservadores reiniciaron el ataque, produciéndose el contacto con los defensores del trapiche (primera posición), los cuales se replegaron después de haber causado gran cantidad de bajas al atacante. Concluida la acción contra la primera posición, los atacantes prosiguieron sobre la posición siguiente (segunda), la cual fue tomada tras un sangriento combate. Luego de esto el objetivo de los centralistas era conquistar la tercera posición, la más fuerte de las que habían sido tomadas. Con tal finalidad, el general Ramos empeñó un combate a fondo con apoyo de artillería, pero la posición no pudo ser tomada. Además estaba previsto que allí la resistencia sería mayor, antes de que los atacantes cayesen bajo la acción de las fuerzas del poblado. Por otra parte, el ataque llevado a cabo por Ramos, a través de un intrincado atrincheramiento, eficientemente combinado con una barrera de fuegos, degeneró en el más completo fracaso para las fuerzas gubernamentales, las cuales tuvieron 900 bajas.
El día 11, el Ejército Federal triunfante, aunque no había logrado hacer replegar al enemigo para asestar el golpe mortal en Santa Inés, decidió perseguir al enemigo. Al frente de la infantería fue designado Crisóstomo Falcón, para atacarlos por la retaguardia, mientras Zamora tomaba el mando de la caballería, para detenerlos por el frente. Así se produjeron los combates de El Bostero y el Matoral, donde las diezmadas tropas del gobierno siguieron sufriendo pérdidas, hasta poder entrar en Barinas, lugar al que arribaron el 12 de diciembre.
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